El oído es el sentido con el que percibimos los sonidos que nos rodean.
En realidad el oído nos relaciona con el mundo de una manera amplia, variada y maravillosa. No solo nos da información sino que el sonido muchas veces toca nuestras fibras sentimentales y emocionales, basta recordar nuestra reacción frente a un frenazo en el pavimento, frente al canto de un pajarillo, ante una canción que nos encanta o con la voz del ser amado.
Pero más allá de la anécdota o el disfrute, debemos saber que si no se detecta y atiende, la pérdida de la audición puede tener consecuencias de gran alcance que afectan la adquisición del lenguaje, el bienestar psicosocial, la calidad de vida, los logros educativos y la independencia económica de las personas.
La buena noticia es que muchas causas de la pérdida de la audición pueden prevenirse: por ejemplo las infecciones y enfermedades comunes del oído, ciertas enfermedades prevenibles por vacunación y la exposición al ruido y al evitar ciertos productos químicos. Se estima que más de 1.000 millones de adolescentes y jóvenes se exponen al riesgo de sufrir una pérdida de la audición permanente, a menudo sin saberlo, por escuchar música a gran volumen durante períodos prolongados. Otras personas, trabajadores de la industria, al exponerse permanentemente a ruidos intensos sin protección y sin capacitaciones adecuadas.
Resumiendo: cuidemos la maravilla de poder escuchar: Los embarazos deben ser seguidos para asegurar un desarrollo adecuado de los delicados órganos del bebé y debe favorecerse la vacunación oportuna; los recién nacidos deben ser evaluados y vacunados; los niños deben ser seguidos en su nivel de audición, los adultos deben evitar prácticas nocivas y evitar medicinas que no sean estrictamente necesarias, los mayores deben valorar la pérdida que viene por la edad y usar ayudas como audífonos cuando corresponda.
Dr. Freddy Ricardo Escobar Escobar